Redada en fábrica de Hyundai detuvo a trabajadores con visas de negocios temporales
Casi 500 personas fueron detenidas durante una redada en una fábrica de baterías de Georgia propiedad de dos fabricantes surcoreanos la semana pasada, la mayor operación de control migratorio en un solo lugar en la historia del Departamento de Seguridad Nacional. La operación migratoria en una fábrica de baterías subrayó una táctica que utilizan las empresas para traer trabajadores extranjeros a EE. UU. y establecer nuevas operaciones. Noticia relacionada: Donald Trump reconoce que los trabajadores migrantes son difíciles de reemplazar El diario Times obtuvo los registros internos de detenciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) de 11 de los trabajadores detenidos. Seis entraron en el país con visados B1 o B1/B2, que se expiden para viajes de negocios de hasta seis meses. Cuatro entraron a través del programa de exención de visado, que permite viajar durante 90 días. En un caso, el estatus del trabajador no estaba claro. Los registros indicaban que todos menos uno de los 11 trabajaban ilegalmente en el momento de la redada, pero no daban detalles del motivo. Dos tercios de las personas detenidas el 4 de septiembre eran surcoreanos, y casi todos volaron de regreso a su país de origen esta semana. “Si pasamos al ‘hagamos cumplir la ley a todos por igual, independientemente de su situación legal’, creo que hemos cambiado el tipo de país en que nos hemos convertido”, Charles Kuck, abogado de migración de Atlanta. Las repercusiones de la operación en la planta fueron el ejemplo más reciente de la naturaleza de red de arrastre de la política de migración de Trump y de cómo puede entrar en conflicto con otros objetivos políticos declarados, como reforzar la producción en Estados Unidos. El gobierno de Trump ha pedido a sus socios comerciales que fabriquen sus productos en Estados Unidos o paguen fuertes aranceles, y ha conseguido cientos de miles de millones de dólares en compromisos de inversión de Corea del Sur, Japón y la Unión Europea. Acerca de Hyundai, la planta de la última redada, que también es propiedad del proveedor de baterías LG Energy Solution, está a semanas de su finalización. Los contratistas estaban por terminar de instalar el sofisticado equipo necesario para fabricar baterías para vehículos eléctricos. La redada formaba parte de un amplio esfuerzo de deportación que la Casa Blanca ha orquestado por todo Estados Unidos este año. Casi todos los 317 trabajadores surcoreanos detenidos tenían previsto regresar a casa, pero podrían plantearse volver a la obra más adelante, dijeron esta semana funcionarios de Seúl. Uno de los trabajadores optó por quedarse en Estados Unidos con familiares que tienen green cards. Normalmente, cuando los extranjeros aceptan una “salida voluntaria”, significa que han reconocido que infringieron las leyes de inmigración y que no se les permitirá volver a entrar en Estados Unidos. En este caso, los documentos de expulsión no contenían un reconocimiento de infracción, y los funcionarios surcoreanos han exigido que los trabajadores no sufran consecuencias adversas.
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