Corea del Norte desafía con nuevos misiles
“Cuando el silbido del misil corta el cielo, el reloj regional vuelve a marcar otro minuto de alerta.” Así comienzan a sentirse los días en la península coreana. El régimen de Kim Jong‑un ha protagonizado un nuevo acto de provocación esta semana: el lanzamiento de misiles balísticos justo antes de una importante cumbre internacional en Corea del Sur. ¿Qué pasó? La mañana del miércoles, la fuerza militar de Corea del Sur detectó varios proyectiles —calificados como misiles balísticos de corto alcance— lanzados desde una zona próxima a la capital norteña, Pyongyang. Según la información oficial: Los misiles habrían volado aproximadamente 350 km en dirección noreste. Es el primer lanzamiento de este tipo desde hace cinco meses por parte de Corea del Norte. El momento no es casual: se produce apenas a días de una cumbre internacional en Corea del Sur, donde figuran entre los asistentes líderes como Donald Trump (EEUU) y Xi Jinping (China). ¿Por qué ahora? La hipótesis de los analistas es que Pyongyang busca enviar varias señales simultáneas: Mostrar que sigue fortaleciendo su arsenal militar, a pesar de las sanciones y los llamados internacionales. Aprovechar la atención mediática y diplomática que genera la cumbre para reclamar protagonismo y posible flexibilización de sanciones. (AP News) Presionar a los actores — EEUU, Corea del Sur, China — para que lo incluyan en las conversaciones en sus propios términos, quizá con demandas vinculadas a reconocimiento como potencia nuclear o levantamiento de sanciones. Repercusiones regionales La reacción no se hizo esperar: Se convocaron reuniones de emergencia en Seúl para evaluar las implicaciones de seguridad. (News24) Japón, aunque no reportó impacto inmediato, compartió información de vigilancia junto con EEUU y Corea del Sur. Este tipo de lanzamientos altera el clima de la cumbre: lo que podría ser una reunión enfocada en economía y cooperación, ahora adquiere una dimensión de seguridad y tensión. ¿Qué está en juego? Para Corea del Sur y sus aliados, la preocupación va más allá del proyectil en sí. Es la manifestación de un patrón: cada vez que hay grandes citas diplomáticas o movimientos estratégicos en la región, Corea del Norte responde con pruebas militares. Esto pone en jaque: La credibilidad de los mecanismos de control o disuasión en la península. La dinámica de negociación y diplomacia vigente, que intenta combinar presión con diálogo. La estabilidad regional: un mal cálculo o un lanzamiento que falle cambia el escenario de inmediato. Lo que sigue Es probable que: Más lanzamientos se produzcan en los próximos días, mientras aumenta el volumen de atención internacional hacia la cumbre. (Global Leaders Insights) Las conversaciones diplomáticas incluyan la conducta militar de Pyongyang como tema clave, quizá incluso antes de los temas económicos que motivaron la cumbre originalmente. La cumbre misma se vea afectada por el trasfondo de seguridad: lo que podría haber sido una reunión de impulso económico, se transforma también en una cita de gestión de crisis.
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